SEREMOS GATAS, DE ACUERDO, SEREMOS GATITAS SI SE EMPEÑAN, PERO CON ALAS. IMAGÍNATE, LAS MUJERES Y LAS GATAS EN CASITA, RONRONEANDO Y LAVÁNDONOS LA CARA TODO EL RATO, QUÉ MÁS QUISIERAN ELLOS. PERO NOSOTRAS NO, NOSOTRAS VAMOS A VOLAR.
"Regiones devastadas" Enriqueta Antolín

martes, 1 de enero de 2008

Apocalipsis

Acabo de ver una de tantas películas sobre la Guerra Civil española, de esas que cuentan una historia cuyo final se conoce de antemano, y aún así, no se puede evitar un estremecimiento que tiene mucho de frío y de miedo y de rabia y de esa pérdida prestada y antigua capaz de encogerte el estómago.
Me he quedado muda y muy tiesa en el sillón, y no sé por qué me ha dado por pensar qué hubiera hecho yo de encontrarme en la última noche republicana de Madrid, mientras las tropas franquistas se acercaban irremisiblemente y la sombra de un apocalipsis anunciado se deslizaba afilada por los rincones. Seguramente quemar documentos, coser banderas Nacionales con trozos de mantel, encerrarme en el armario más oscuro. Pero quizá también sufrir tal ataque de pánico que se me olvidara de repente el miedo a vivir: pensar que hacía una noche estupenda y bailar en la calle en una improvisada verbena sin farolillos ni serpentina de colores. Abrazar a un desconocido en la penumbra de un portal. Amar esa noche con piedad infinita, amar al primero que acertara a llegar...
Ojalá que, si viniera el apocalipsis, ya fuera bíblico o nuclear, lo supiéramos con al menos una noche de antelación.

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