SEREMOS GATAS, DE ACUERDO, SEREMOS GATITAS SI SE EMPEÑAN, PERO CON ALAS. IMAGÍNATE, LAS MUJERES Y LAS GATAS EN CASITA, RONRONEANDO Y LAVÁNDONOS LA CARA TODO EL RATO, QUÉ MÁS QUISIERAN ELLOS. PERO NOSOTRAS NO, NOSOTRAS VAMOS A VOLAR.
"Regiones devastadas" Enriqueta Antolín

domingo, 4 de noviembre de 2007

Viejos

Las reuniones familiares pueden ser aburridas, la mayoría de las veces, y otras destapar fugazmente el Baúl de las Historias Perdidas. Las viejecitas con bastón y vicio inacabable por los mantecados y el celestineo descarado entre primos lejanos (parias solitarios e impares) suelen guardar un valioso tesoro de recuerdos que te pueden ir legando, no sin cierta usura, si sabes escuchar y puedes aguantar con paciencia el discurso sobre las virtudes de tu primo. Entonces muy despacio, tan despacio que apenas te darás cuenta, llegará un momento en que dejarán de mirarte, porque estarán hablando para ellas solas (quizá para una imaginaria corte de fantasmas), con ojos turbios y voz temblona... y te contarán los cuentos más asombrosos como si fuera realidad cotidiana, como quien repite la receta del mejor cocido del mundo o la lista de sus dolencias: amantes que huyen Pirineos abajo y soldados franceses que persiguen mujeres muertas y Penélopes que esperan una guerra y una condena a perpetua. Tú entonces debes beberte todas las palabras sin respirar ni hacer preguntas siquiera, empaparte de nombres e historias que estuvieron a punto de olvidarse. Por qué poco.
Así después, cuando de madrugada contemples tu reflejo en un espejo con pecas de azogue (pendientes de oro viejo y peineta de nácar), quizá puedas sentirte más cercana a ésa mujer de la que eres quizá la única imagen que sobrevivió a los años y a las termitas. Dicen que quiso a tu abuelo por encima de todas las cosas, a pesar de que había perdido una guerra o quizá precisamente por ello. Dicen también que era guapa como una mañana de mayo y, mientras te peinas lentamente frente a su espejo, te preguntas si es cierto que os pareceis tanto. Porque entonces a lo mejor son sus ojos los que casi lloran al acordarse de repente de todas las cosas que no recuerdan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo te recuerdo más bien guapa como una noche de verano.

Anónimo dijo...

Eso es lo que tienen los recuerdos, que son completamente subjetivos y, con el tiempo, se van contaminando un poco de fantasía. Gracias por el tuyo.