Unas palabras de mi homónima (el que tenga intención de leerse la novela que no siga porque son del final...) :
Bajé las escaleras, despacio. Sentía una viva emoción. Recordaba la terrible esperanza, el anhelo de vida con que las había subido por primera vez. Me marchaba ahora sin haber conocido nada de lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo, el amor. De la casa de la calle Aribau no me llevaba nada. Al menos, así creía yo entonces.
Nada. Carmen Laforet
Hoy me he puesto metafísica de la manera más tonta y se me ha ocurrido que también hay escaleras de la vida (las de caracol, las mejores, desde luego). El problema es que aquí no valen las leyes de Newton y a veces una no sabe si está subiendo, o si por el contrario lo que está haciendo es bajar sin darse ni cuenta.
1 comentario:
En el fondo no es tan importante hacia dónde vayas, lo fundamental es no quedarse quieta.
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