SEREMOS GATAS, DE ACUERDO, SEREMOS GATITAS SI SE EMPEÑAN, PERO CON ALAS. IMAGÍNATE, LAS MUJERES Y LAS GATAS EN CASITA, RONRONEANDO Y LAVÁNDONOS LA CARA TODO EL RATO, QUÉ MÁS QUISIERAN ELLOS. PERO NOSOTRAS NO, NOSOTRAS VAMOS A VOLAR.
"Regiones devastadas" Enriqueta Antolín

sábado, 9 de febrero de 2008

Heridas


Podían estar varios meses sin aparecer, entonces la piel recobraba su tersura y volvía a ser ese lienzo blanco donde descargar otra vez la furia acumulada en aquellas noches malgastadas a la deriva sobre la punta de un iceberg. Los dos habían terminado cortándose las uñas a ras de la carne y durmiendo con guantes de látex, pero daba lo mismo: inexplicablemente por las mañanas amanecía con una intrincada celosía de arañazos sobre la espalda, rasguños nuevos sobre los viejos que ardían cuando su mujer se los curaba con ese silencio quebradizo donde se adivina la cáscara de un llanto ácido y seco. Pero eso no era lo peor. Lo que escocía de verdad eran las garras que le escarbaban por dentro después. Cuando la boca se le inundaba de herrumbre y se acordaba de lo que ella le había dicho el día que la dejó por una mujer más suave, más cuerda, menos difícil. ”Espero que cada vez que le arañe la espalda a otro puedas sentirlo, pedazo de cabrón”. No entendía por qué las heridas ajenas podían llegar a doler más que las propias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustaría hacer algún comentario, pero es que me has dejado sin palabras...