Y la pantalla del quinqué, colgado en la pared por encima de la cabeza de Emma, iluminaba todas esas escenas del mund0 que desfilaban ante ella, una tras otra, en el silencio del dormitorio con el ruido lejano de algún carruaje retrasado que rodaba todavía por los bulevares.
Gustave Flaubert. Madame Bovary
Permitidme que me ponga nostálgica esta noche. Que empiece a echar de menos, no sé, los desayunos tardíos de tostadas con aceite, o las noches de insomnio machacón. Dejar volar el tiempo al otro lado de mi ventana y saber que el mundo está siempre en oferta en la página de Ryanair. Soñar con naves espaciales en la Guayana francesa. Ver en todos los cristales un recorte del cielo de Nueva York. Ese tipo de cosas que parecen tan sencillas y ya no lo van a ser. Hoy he vuelto a notar el sabor extrañamente dulce de ese veneno secreto y largamente escondido, y me he descubierto pensando sin querer en cientos de pájaros volando al sur.
Gustave Flaubert. Madame Bovary
Permitidme que me ponga nostálgica esta noche. Que empiece a echar de menos, no sé, los desayunos tardíos de tostadas con aceite, o las noches de insomnio machacón. Dejar volar el tiempo al otro lado de mi ventana y saber que el mundo está siempre en oferta en la página de Ryanair. Soñar con naves espaciales en la Guayana francesa. Ver en todos los cristales un recorte del cielo de Nueva York. Ese tipo de cosas que parecen tan sencillas y ya no lo van a ser. Hoy he vuelto a notar el sabor extrañamente dulce de ese veneno secreto y largamente escondido, y me he descubierto pensando sin querer en cientos de pájaros volando al sur.