SEREMOS GATAS, DE ACUERDO, SEREMOS GATITAS SI SE EMPEÑAN, PERO CON ALAS. IMAGÍNATE, LAS MUJERES Y LAS GATAS EN CASITA, RONRONEANDO Y LAVÁNDONOS LA CARA TODO EL RATO, QUÉ MÁS QUISIERAN ELLOS. PERO NOSOTRAS NO, NOSOTRAS VAMOS A VOLAR.
"Regiones devastadas" Enriqueta Antolín

domingo, 21 de octubre de 2007

Besos que no fueron


En aquel beso pedido y rechazado en una acera cualquiera de Madrid estaban años de reencuentros y tropiezos. En aquel beso, seguramente tímido, torpe al principio quizá, latía todo lo que los dos habían sido, todo lo que habían perdido. Había un poso de adolescencia tardía en aquel beso que pudo ser y ya nunca será, horas de deseos lanzados en una botella al mar... para que se hundieran.

De una kamikaze

Dice Paulo Cohelo que el amor sólo sobrevive cuando existe una posibilidad, por pequeña que sea, de permanecer junto a la persona amada. Sin esa posibilidad, sólo los suicidas y yo, por lo visto, somos capaces de entregarnos totalmente.

La chica de las botas rojas

Llevaba unas botas rojas de altura vertiginosa y un taconeo veloz, pero inestable, reverberaba a su paso en las aceras vacías. Sus labios color ciruela refulgían en la oscuridad como un rubí desvaído; se adivinaban elásticos y abultados, quizá con un pequeño socavón en el centro, repasados con mano temblorosa en el baño de cualquier viejo bar de paredes negras y música ochentera. Caminaba con un cierto vaivén de sirena patosa, se tropezó, estuvo a punto de caer. Una carcajada de niña prematuramente vieja resonó en la calle. Al pasar junto al inmaculado portal de un hotel de lujo pegó su rostro al cristal de la puerta de entrada y le dejó un beso de carmín gastado al guardia que dormitaba en el interior. Estaba pálida como una muerta y sólo en sus mejillas se encendían dos brochazos terracota. La brisa mañanera se enredaba en su pelo que ondeaba sobre su espalda como una bandera pirata. Tenía los ojos enrojecidos y con una leve sombra oscura bajo las pestañas. Puede que hubiera estado llorando.
Aunque dicen que los hombres y las insomnes solitarias del sábado noche nunca lloran.